martes, 20 de agosto de 2013

Juguetes sexistas y/o bélicos: Preguntas y respuestas

Seminario de Educación para la PAz de la APDH. Carpeta Aprende a jugar, aprende a vivir
1. ¿Por qué forzar a las niñas a jugar con juguetes (que tradicionalmente se consideran de niños y viceversa) cuando espontáneamente no lo harían?
No se trata en ningún caso de imponer nada, ni de forzar a nada, ni a nadie y tampoco de prohibir, en realidad el problema estriba en considerar «espontáneo», «innato», «connatural» algo que es «aprendido», «educacional» y «cultural». Nuestros niños/as imitan pautas de conductas observadas en los mayores, asumen los roles vividos en sus casas; en el colegio, en la calle y los reproducen fielmente. Del mismo modo interiorizan la valoración que estos roles adquieren en la sociedad. Lo importante es ofrecerles nuevos patrones y modelos de relación entre géneros.
No consiste tanto en que los niños deban jugar con muñecas y las niñas con coches, como en superar la dualidad tradicional «esto es de niños» y «esto es de niñas», y permitir que los juguetes sean empleados por ambos sexos indistintamente; de hecho, si observamos la realidad, aunque tantos niños como niñas juegan con muñecos, es una necesidad. El que unos muñecos sean para niñas y otros para niños es culpa nuestra. Sería conveniente fomentar el deseo en las/os menores de romper barreras o cotos privados así como la curiosidad por lo desconocido, lo nuevo, lo no experimentado y comprobar vivencialmente lo atractivo que pueden resultar estas nuevas actividades.

2. ¿Qué pasa cuando a un niño que intenta jugar a las casitas o a las muñecas le discriminan y le llaman nena?
Cuando a un niño lo llaman «nena» nos tenemos que preocupar por el valor que tiene este insulto para él. Esta burla no tendrá tanta repercusión en un niño que observa que sus modelos referenciales, personas que admira (padre, hermano, un amigo, su profesor) realizan con gusto y satisfacción aquellas actividades por las que a él le llaman nena. Aunque la existencia de estos patrones es primordial, será necesario que además el niño tenga confianza en sí mismo y que reforcemos su auto-aprecio, su autonomía, etc. No olvidemos que la educación para una sociedad no-sexista exige una educación para la resolución de conflictos y esto podrá realizarse de forma positiva, creativa y constructiva en la medida que el niño tenga seguridad en sí mismo y en el medio que le rodea.
Aunque los patrones de comportamiento se buscan en personas del mismo sexo, esto no significa que educadores de otro sexo no puedan realizar una discriminación positiva hacia actitudes y comportamientos tradicionalmente clasificados como del «sexo contrario», así será muy valiosa su aportación cuando resalten y ensalcen manifestaciones de ternura, de sensibilidad, de tacto, de preocupación por los compañeros y compañeras, etc. por parte de los niños. Fomentar nuevas capacidades psicológicas, manuales, físicas e intelectuales no sólo favorecerá la convivencia entre sexos, sino que además enriquecerá a las niñas y a los niños como personas.
3. Cambiar los juguetes antes de que cambie la sociedad, ¿no es empezar la casa por el tejado?
La realidad que vemos es que nuestra sociedad está en un proceso de cambio, y los juguetes presentan la sociedad de hace 20 años, pero no la de ahora. No es cierto que la mujer esté actualmente encerrada en casa y no tenga otra opción profesional. No es cierto que los hombres no cambien pañales o den de comer. No es cierto que la familia «normal» tenga padre y madre. Y cada día que pasa estas afirmaciones van a ser menos ciertas. El hecho de que los mass-media, la publicidad, los cuentos infantiles sigan dando una imagen del pasado es algo ante el que poco podemos hacer, tan sólo no comprar o no mirar. Pero de los juguetes que compramos somos totalmente responsables. ¿Los juguetes que regalamos a nuestras hijas/os son juguetes para el pasado, o son juguetes para el futuro?
4. Las niñas al integrarse en los juegos de «sólo para chicos» se sienten en inferioridad de condiciones: fuerza, agilidad... ¿no es esto más contraproducente, sobre todo para la autoestima, que el simplemente no jugar?
No es cierto que las niñas sean menos ágiles que los niños y es muy discutible que sean menos fuertes. Para saltar a la goma de hecho se necesitan habilidades complejas y diversas, tanto o más que para jugar al fútbol. Lo que sucede normalmente cuando una niña intenta jugar al fútbol por primera vez es que argumentarán que juega mal porque «es niña», por el contrario cuando un niño juega por primera vez, le dirán que es novato y patoso; contra ésto podrá luchar e intentar superarse, contra «ser niña» no se puede hacer nada, excepto ser conscientes de que eso no es ninguna limitación real para realizar cualquier tipo de actividad, sino un estereotipo cultural.
No debemos olvidar, no obstante, que si bien 'las niñas sufren las consecuencias de unos estereotipos que acortan y limitan sus potencialidades, los niños sufren las exigencias impuestas por la sociedad a los «machos», que en muchas ocasiones pueden ser asfixiantes y originar complejos.
5. Puesto que las niñas son las que generalmente se integran dentro de los juegos de los niños y no tanto al contrario, ¿cómo lograr que aparezca interés por parte de los niños hacia juegos considerados de niñas?
Es lógico que para las niñas sea más fácil ju_ gar a juego de «niños» que al revés, ya que existe una actitud generalizada, inmersa en todos los aspectos culturales y sociales, de desvalorizar aquellas tareas, valores y capacidades asignadas a las mujeres. Tendremos que revisar nuestro papel como educadores/as, los valores explícitos e implícitos, y desde un análisis crítico trabajar para la consecución de un verdadero cambio de actitudes, No es el mejor camino para lograr que los niños salten a la comba tener que decirles que los boxeadores, para mantener su fuerza física, realizan este ejercicio muy a menudo.
Aunque los mensajes de discriminación por sexo no dependen tan sólo de nosotros/as (existe multitud de emisires a los cuales son sensibles: familia, medios de comunicación, calle, escuela".) deberemos ir facilitando y potenciando que los juguetes y juegos no reproduzcan roles tradicionales discriminatorios y que puedan ser utilizados del mismo modo por niñas y niños.
Que esta potenciación comience muy pronto, y que todas las personas que intervienen en la educación de un niño/a sean coherentes con esto son las claves del éxito.
4. ¿Negar a los niños y niñas pistolas y juguetes bélicos no les puede frustrar y hacerles desearlos más?
¿Permitimos a nuestros hijos/as poner la mano en una estufa caliente o les dejamos fumar o consumir cocaína porque diciéndoles que no, les haríamos desearlos más? NO. Porque nuestro trabajo como padres/madres y profesores/as es educar a nuestros niños/as en un espacio seguro, enseñándoles las normas en que creemos. Si aquí entra restringir los juguetes y las series bélicas, pues entra, simplemente decimos no y explicamos por qué. Sólo podemos desear que entiendan las «normas» que les enseñamos. No necesitamos hacer un drama sobre los juguetes bélicos que pueda convertirlos en un fruto prohibido. Simplemente les hacemos saber cómo nos sentimos y por qué.
2. ¿Si las niñas y niños no tienen pistolas no harán pistolas con sus dedos, palos, plátanos, etc.?
El mayor problema que tenemos al adquirir juguetes bélicos es que al comprarlos les estamos diciendo a los niños/as que nos parece bien que jueguen con ellos y por lo tanto que la guerra y la violencia nos parecen bien como soluciones a los problemas. Que los niños/as utilicen sus dedos como pistolas no quiere decir que haya que proporcionarles juguetes bélicos. No deseamos que nuestros hijas/os hagan gestos que simbolicen pistolas, pero no se lo impedimos a no ser que les lleve a pegarse.
3. ¿Los juguetes bélicos no proporcionan una catarsis para la agresividad de los niños/as?
Dar a los niños/as juguetes bélicos no les elimina la violencia; frecuentemente la crea o la aumenta. No hay que confundir violencia con agresividad, con vitalidad. Necesitamos darles canales para expresar su agresividad de formas útiles. Recomendamos a las personas que tienen niñas/os que juegan con juguetes bélicos que hagan este experimento. Jugad con vuestras niñas/os y sus amigos/as durante un rato con bloques, pelotas, puzzles, pinturas, etc. Tras un rato introducid pistolas, transformables, etc. y ved si cambian el juego y la conducta.
4. ¿Cómo canalizar la agresividad sin darles este tipo de salidas?
Hay muchas formas de permitir que un niño/a esté furioso o utilice su agresividad sin hacer daño o imaginar que hace daño a otros. Creemos que la mejor forma es construir la autoestima del niño/a y felicitarle por la conducta positiva, yendo a las raíces de sus problemas e intentándole ayudar a utilizar el lenguaje, a cooperar y a desarrollar formas creativas de resolver los conflictos. Junto a esto, el juego físico ayuda a reducir la agresividad violenta y la tensión.
Hay bastantes libros que analizan estos problemas. Es importante comprender las etapas del desarrollo infantil para ayudarles a comprender su propia angustia y los cambios debidos al crecimiento.
5. ¿Cómo puedo ayudar a mi niña o niño a vencer las presiones de sus amigos/as para tener juguetes bélicos y ver series violentas?
Hay mucha presión de los compañeros/as para tener montones de juguetes. Es importante ayudar a los niños/as a tener un sentimiento de autovaloración como cimiento de su personalidad. Proporcionarles juguetes y experiencias alternativas que puedan compartir con sus amigas/os. y sobre todo hablar con ellos/as sobre sus sentimientos y los tuyos. Deberían comprender por qué no tienen ciertas cosas y que tener cosas no es una buena base para la amistad o la popularidad. Enséñales a pensar por sí mismos y comparte con ellos/as ejemplos de personas que han hecho esto a lo largo de la historia.
No es sólo la presión de los amigos/as, también está la presión de los publicistas. Puedes utilizar esto como una oportunidad para una lección de economía. Tus hijos/as deberían saber que la primera preocupación de los fabricantes de juguetes es el beneficio económico, no hacer buenos juguetes.

Juguetes: más sexista imposible

En un encantador anuncio navideño de la tienda barcelonesa Almacenes Alemanes, fechado en 1935, aparecen dibujados niños y niñas que interactúan con diferentes juguetes. Ellos blanden espadas, conducen coches y construyen mecanos. Uno, disfrazado de indio, monta a lomos de su padre, que le hace de caballo. En cuanto a las niñas, varias transportan muñecos entre los brazos, una empuja un cochecito de bebé y otra cocina castañas. Incluso hay una que sirve un cóctel a un niño disfrazado de cazador. Pues bien, la (mala) noticia es que el actual panorama no es muy distinto. Los fabricantes de juguetes y sus respectivas agencias de publicidad siguen empeñados en utilizar la diferencia de género como herramienta de venta a toda costa, tal que si el tiempo se hubiese detenido para ellos en 1935.

La última en alertar de la situación ha sido la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, consumidores y Usuarios (CEACCU): ”Sobre el género, persiste en las campañas promocionales la narración sexista: a pesar de que preferentemente el protagonista es mixto, la publicidad de juguetes en su conjunto reproduce un discurso sexista”.
Un niño español ve una media de 49 anuncios al día ( cifra que aumenta extraordinariamente en el periodo cercano a la Navidad, con sesiones de más de 20 anuncios seguidos en casa pausa entre programas) según Norminanda Montoya Vilar, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona y autora de la investigación. El papel de la voz en la publicidad audiovisual dirigida a l@s niñ@s, el bombardeo publicitario es especialmente crítico en la etapa que va desde los cuatro a los hasta los siete años, cuando la personalidad no está definida y resulta más influenciable. Según estudios realizados por el especialista en psicología infantil Kenneth O'Bryan, los anuncios se convierten en un eficaz instrumento de enseñanza para grabar cualquier idea relativamente simple en la mente infantil. Y en este mundo de las ideas están integradas las actitudes y los valores. Así, la publicidad de juguetes ejerce un poderoso influjo sobre la descripción que el/la niñ@ se hace de su sexos y del contrario.
El lenguaje no es un vehículo menos poderoso para estos prejuicios. El de los anuncios para niñas es eminentemente cursi, con superabundancia de diminutivos (pastelitos, casita, perrito, dedito..) y expresiones de ternura (te quiero tanto, necesitaba mi amor...), mientras que en los dirigidos a los varones los rasgos dominantes son los aumentativos (acción sin límites, las posturas más arriesgadas...) y la utilización de expresiones ligadas a la competitividad ( tú tienes el poder, acabar con tu máximo oponente...). Además, mientras en los primeros predominan las voces suaves femeninas, en los segundos lo hacen las masculinas de tono autoritario (tipo Constantino Romero). ”La voz masculina”, indica Montoya Vilar, “representa la autoridad y el refuerzo de la autoridad, reflejado en una voz adulta, es muy importante para l@s niñ@s a la hora de decidir”.

Las representaciones del universo adulto propias de cada género tampoco se quedan mancas en lo que a enfoque sexista se refiere. Mientras Action Man (el héroe más grande de todos los tiempos) lucha en las calles contra el doctor X, Barbie lava a su perrito o prepara “pastelitos y gellatina” en su cocina mágica. Un mundo bipolar cuyos extremos son aparentemente irreconciliables (a pesar de que hoy, defenestrado Ken, Action Man se configure como la mejor opción posible para Barbie) cuyos límites, para ellas, se quedan entre los muros del hogar, y, para ellos...inalcanzables, porque el universo lúdico de los varones es un auténtico macrocosmos donde abundan los mundos fantásticos (Bionicle, Alién Attack, Castillo de Crayskull...).
Cuando la muñeca no está en la cocina, aparece convertida en todo un objeto sexual. Así, las Bratz, con los labios y ojos pintados y “tan atrevidas como tú”, prometen a sus compradoras brillar “en la pista y por la noche”. Eso sí: como buen objeto , la niña-mujer persiste en su ancestral actitud pasiva. Y como muestra, un botón. Hasbro invita a jugar a Línea directa así: “Descubre quién te va a pedir salir, adivina quién es el chico misterioso y organiza la fiesta más divertida”. Además, se incide en un característico patrón comunicativo femenino, el de la ocultación:“Cuéntale tus secretos a tus amigas”.
No se trata de adoptar una postura integrista, falsamente progre y obligar a que l@s niñ@s jueguen con Barbie sirenas y las niñas a Hulk (a menos que quieran, claro). De hecho, el problema no está tanto en los juguetes en sí mismos como en la forma en que la publicidad encaminada a promocionarlos orienta su uso a sólo uno de ambos géneros. El marketing infantil es una disciplina muy desarrollada (empresas como Ericsson tienen departamentos específicos para la investigación de nuevos productos dirigidos exclusivamente a niñ@s) que a veces roza lo maquiavélico. La industria juguetera apuesta por la diferenciación de género porque así su target (público objetivo) está mucho más definido, lo que evita el riesgo de diluir el mensaje. No debemos olvidar que la publicidad no transforma la realidad, sino que se hace eco de ella. Según Raúl Peralba, presidente de la empresa de marketing Positiong System, “ la industria juguetera se enfrenta a un dilema, quienes compran los juguetes no son l@s niñ@s, sino sus padres-madres, y lo que quieren ést@s es que sus hij@s tengan actitudes de adulto, las que ell@s consideran aceptables. Sólo una empresa arriesgada, capaz de superar los prejuicios y los estereotipos, podrá vencer este escollo. “ ¿Cómo?. Con responsabilidad social y pensando primero en el/la niñ@ , en qué les divierte (y no, como se hace ahora, en el margen comercial y en convencer al padre o a la madre”). Afortunadamente, la sociedad se mueve y algunos fabricantes son conscientes de ello. Como Scalextric (Tecni Toys), en cuyo nuevo anuncio aparecen un niño y una niña jugando con idénticas actitudes. “¿Por qué esta apuesta?. La propia experiencia de Peralta da respuesta.”Tengo cuatro hijas y todas han jugado con coches por la sencilla razón de que a mí me gustan mucho y eso se transmite”.
Y si Tecny Toys lo ha hecho ¿Por qué no MB (Action Man) o Mattel (Barbie). Es sencillo, quienes compran los juguetes, los adultos, no estarían muy de acuerdo con tamaña liberalización de las costumbres. La mitad de l@s padres-madres, según las encuestas, creen que hay juguetes propios de niños y juguetes propias de niñas”.
Silvia Nieto en EL PAIS, 30-11-2003

Fuente:  https://www.paideiaescuelalibre.org/Articulos%20ajenos/Juguetes%20sexistas/Silvia%20Nieto.htm

El fracaso de la escuela (sobre John Caldwell Holt)


John Holt, profesor de la “Harvard Graduate School”, debe ser incluido en el movimiento de la crítica a la escuela, como institución educadora, tanto por la temática que aborda en sus artículos y ensayos, publicados durante la década de los sesenta.

Su opinión sobre la nueva escuela se resume en estas palabras: “El dejar que cada niñ@ fuese el/la planificador/a, director/a y asesor/a de su propia educación; el de, con la inspiración y guía de personas de mayor experiencia y pericia, y con toda la ayuda que solicitara, permitirle y estimularle a que decida lo que quiere aprender, cuándo y cómo quiere aprenderlo y hasta qué punto lo está aprendiendo bien. Consistiría en transformar nuestras escuelas de lo que son actualmente, esto es, cárceles para niñ@s , en una fuente de aprendizaje libre e independiente, que cualquier persona de la comunidad, de la edad que fuere, podría utilizar en la medida que quisiera”.

La educación, algo  que cada un@ ha de conseguir por sí mism@, es todo aquello que contribuye  a aumentar la comprensión del mundo y la capacidad propia de desarrollo y placer, y a adquirir libertad, dignidad y valía personales en el contexto en que vive. La auténtica educación, supone para la persona:

-        Mayor comprensión del mundo
-        Mayor desarrollo de su propia personalidad.
-        Posibilidad de encontrar un trabajo para poder abordar los problemas reales del mundo en que vive y servir a la causa de la Humanidad.

De acuerdo con estos objetivos, la escuela debería “transmitirles” a l@s  niñ@s  las tradiciones y valores superiores de nuestra propia cultura, familiarizarse con su mundo entorno y preparad@s  para el trabajo”..Las  escuelas no realizan bien ninguna de estas funciones. Hay que convertir el aula en algo diferente, en “un lugar distinto”

En las aulas hay aún crueldad, aunque no se muestre por la violencia física; al menos con ésta el alumnado advertiría el daño y al causante del mismo, y procuraría, por tanto, defenderse o corregirse de algún modo:”pero l@s  niñ@s no pueden defenderse, ni lo hacen, contra la mayor parte del daño que se les infringe en las escuelas, porque desconocen lo que se les está haciendo o quienes lo hace, o porque, aunque lo conozcan, creen que se hacen personas afables por su propio bien” Y este mal se inicia con la actitud del alumnado, que ante la amenaza y al no bien interpretado respeto al saber y al maestr@ , aprenden que no valen para nada, que  no son dignos de confianza, que sólo sirven para obedecer órdenes y que están expuestos, como una hoja blanca, a que otr@s  “escriban” en él/ella y l@s  moldeen “sin ninguna posibilidad de averiguar cómo  son, y de desarrollar su personalidad cualquiera que ésta sea”, aceptando la evaluación que de él/ella hacen l@s  adult@s , y la crueldad llega hasta considerar estupidez e incapacidad de aprender lo que es inteligencia, vivacidad e ingeniosidad del alumnado.

Otro síntoma de la enfermedad de la escuela, es el sentido de competitividad o de lucha para alcanzar un mayor prestigio, no tanto por una mejor formación del alumnado cuanto por la buena fama de la Institución; las puntuaciones sobresalientes de l@s alumn@s  , sobre todo a nivel de estudios superiores y secundarios, son “rentables” para el centro de enseñanza en el aspecto académico y científico, en el prestigio social, en la influencia a nivel político y económico.

En la escuela actual el profesorado lleva siempre “la voz cantante”, es decir, “hablan demasiado”. Y lo hacen no sólo en la lección magistral, sino también en las discusiones suscitadas en la clase en torno a un tema determinado, dominando a tod@s  l@s  interlocutor@s  y diciendo siempre “la primera y última palabra”; es una escuela de monólogos, y de silencios: el alumnado se habitúa a “desconectar”, total o parcialmente, su atención a lo que  el profesorado dice, hasta el punto que llegan a olvidar cómo volver a” conectarse” y prestar atención; cuando el profesorado no deja  hablar, l@s  escolares no pueden  callar...”el auténtico aprendizaje se produce sólo cuando el/la que aprende desempeña un doble papel, cuando es al mismo tiempo alumn@ y profesor/a, actuante y crític@, oyente y hablante”.

El examen constituye otro factor negativo en el quehacer docente-discente.El examen favorece al alumn@ list@ , “rápid@” adivinador/a, astut@... Y deja en desventaja al que trabaja menos rápidamente o de forma más concienzuda. La experiencia demuestra que las buenas calificaciones no garantizan la mejor formación del alumnado; de ahí que uno de los mayores perjuicios que el sistema de exámenes puede acarrear a l@s  niñ@s  es negarles “la posibilidad de juzgar la validez de su propio trabajo”.

Contribuye también al fracaso de la escuela actual, la asistencia obligatoria que exige al alumnado la permanencia tediosa entre cuatro paredes, que significan amenaza, represión, constreñimiento de límites, claustrofobia...sentimientos contra la libertad.

John Holt va denunciando en su análisis de la escuela, los graves defectos o excesos que la condenan como lugar y ocasión, propicios para la “des-educación” de l@s  niñ@s  por vía de competitividad, de exámenes., de ordenamiento rígido, de monólogos magistrales, de aprendizaje repetitivo y mecánico. Todo ello mina los cimientos de la auténtica educación para atentar a los dos grandes principios del hacer escolar:  la libertad y la comunicación.


La auténtica educación se mueve en las coordenadas de la individualidad personal y de la convivencia social:  paz, lucha contra el racismo, el trabajo y el ocio, el cuidado del medio ambiente, la libertad.

El “quid” de la cuestión educativa es  precisamente que el hombre y la mujer lleguen a ser  y vivir en libertad por medio de la educación, Pero “ser libre” y “educarse para la libertad” no pueden ser simplemente “slogans”, cada día más repetidos, sino vivencias auténticas que se experimentan en todo momento, y de las que es consciente el propio sujeto..”todo aquello que hagan a las personas sentirse menos libres, disminuye y amenaza la libertad”.

Fuente:  https://www.paideiaescuelalibre.org